Los enamorados, de Alfred Hayes
La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2010
Un hombre le cuenta a una chica una historia de amor, en un bar. Es de tarde, están frente a dos cócteles y para cuando los terminen el relato habrá llegado a su fin. El hombre dice que no está desilusionado, sólo siente lo contrario a estar ilusionado. La chica escucha.
Así, Los enamorados, de Alfred Hayes recorre el comienzo y el ocaso de un amor en la voz de alguien que teme que el mundo se haya vaciado de pasiones, y que frente a ese temor encuentra un solo refugio: la palabra.
Es el acto de narrar lo que le permite al protagonista explorar las misteriosas sensaciones por las que atraviesan los enamorados. Cómo se transforman los tiempos, los cuerpos, las noches, los silencios, para los enamorados. Cómo se ven en los espejos, cómo miran por las ventanas, cómo ansían el sonido de un teléfono, cómo se impacientan y cómo descansan. Cómo los poseen sus pensamientos y emergen sus locuras. Cómo esgrimen sus razones y dan sus explicaciones. Y cómo cuentan sus historias, cuando no están juntos, frente a un coctel y una mirada ajena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario