10.9.12
Presentación de "El exceso", de Edgardo Scott
7.9.12
"Mi hermano es mi ídolo, trabaja y estudia", de Natalia Kiako
Mi hermano es mi ídolo, trabaja y estudia
Natalia Kiako
Era
un cumple de quince. A la hora de prender las velas, la cumpleañera fue
llamando a las personas que más quería para que, una a una, la acompañaran
encendiéndolas. Cuando llegó el turno de su hermano, lo invocó con la frase del
título.
Me
acuerdo que nos dio mucha risa y la cargamos bastante. Pero en el fondo, he de
confesar que yo podría haber dicho lo mismo muchas veces, aunque fuera en
contextos menos cursis. Los criterios de trabajo y estudio como algo bueno,
pero también como algo lindo y placentero, me fueron siempre familiares. Otra
forma de decirlo es: soy bastante ñoña.
Ahora
sí, con el tiempo, también me fui dando cuenta de que todo eso podía ser mucho
menos ñoño de lo que creía, y bastante pícaro, o con un poco de suerte,
picante. Que el pensamiento que más me admiraba era el que tenía, por qué no,
un poco de provocación, un toque de irreverencia. Y el trabajo que más me
divertía, también era una forma del juego. Porque seamos sinceros: sin todo
eso, trabajar y estudiar… es un flor de embole.
Cuando
me invitaron a formar parte de Casquivana
me puse muy contenta, por varios motivos. Estar en el equipo editorial, a
diferencia de colaborar, implica un día a día y una pertenencia que, será más laboriosa,
pero es mucho más rica. El lado más “sesudo” de la revista me gusta mucho y la
intensidad visual que tiene, ni hablar. Pero lo más importante de todo, lo que
mejor me hace de la bienvenida, es esta cosa juguetona, este guiño constante y
múltiple que está en el corazón del asunto.
Y
es que creo que la paso mejor siendo un poquito menos ídola… y un poquito más
casquivana.
Pedagogía del oprimido, de Paulo Freire
Siglo XXI, Buenos
Aires, 2012
Reedición de un clásico fundamental de uno de los pensadores
más influyentes, desde la teoría y de la práctica, de la segunda mitad del
siglo XX. Freire (Recife, 1921 - San Pablo, 1997) fue un pedagogo que propuso
la educación como un acto de compromiso y libertad, necesario, indispensable.
Su campaña masiva de alfabetización, signada por una mirada política sumamente
crítica, le valió el exilio y la persecución ideológica, y aún hoy es resistida
por ciertos sectores de poder. Su distinción entre opresores y oprimidos, su
concepción de la libertad como algo comunitario y no individual, su respuesta
activa a la bancarización de la
escuela, su posición de lo que significa educar, son temas absolutamente
vigentes, problemáticos, incómodos, que siguen siendo indispensables para
abordar y operar cambios en la realidad.
6.9.12
"De madrugada", de Daniela Osuna
De madrugada (fragmento)
Texto: Daniela Osuna / Imagen:
Daniela Sanín Ángel
Parece
ser la madrugada más fría del año, todavía está oscuro.
Marta
abre los ojos y se queda un rato inmóvil.
Primero
saca una mano y tantea en busca del gorro. Una vez que se lo hubo calzado, se
envuelve en el poncho y se anima a dejar el catre.
Éste
es su momento favorito del día, cuando todos los demás todavía no se han
despertado. Casi de memoria, encuentra las alpargatas, y mientras da unos
saltitos para entrar en calor, atiza el rescoldo de la cocina intentando
rescatar unas brasas para hacer el mate cocido.
No
lo logra esta vez, las brasas ya estaban muriendo; respira profundo y sale al
patio a buscar un poco de leña.
No
puede evitar sonreír cuando ve los cachorritos durmiendo apilados sobre la
perra, se aguanta las ganas de acariciarlos, sabe que si se despiertan, van a
empezar a ladrar y aun no ha preparado nada.
Da
un rodeo por el patio mirando cuidadosamente dónde pisa, pasa por el costado
del corral para ir al baño, aprovecha a llenar un balde con agua y lo deja a un
costado para llevarlo de vuelta a la casa.
Cuando
está a punto de juntar unas ramas secas, se da cuenta de que todavía no ha
mirado el cielo.
Se
ha prometido mirarlo todas las mañanas, es su secreto. El secreto mejor guardado
en sus 13 años.
Levanta
la vista y todo a su alrededor pierde dimensión, se desdibuja, la hace sentirse
parte del universo. Así de fuerte es su necesidad de que haya algo distinto,
más allá de la realidad de las montañas.
Se
sobresalta con el llanto de uno de los cachorros, baja la cabeza y se acerca a
ver qué pasa. Dante con cara de sueño juega con el perro. Casi a punto de
retarlo, lo piensa mejor y se acerca a su hermano.
-¿Qué
hacés tan desabrigado?- le dice- . Mirá que sos bravo, ¿eh? tan temprano y ya
en patas, después querés que te ande defendiendo del papi.
Dante
la mira y se encoge de hombros, pero no con fastidio, nunca con fastidio para
con su hermana mayor. Ella le sonríe y le revuelve el pelo con cariño, Dante no
habla mucho y siempre anda con un gesto de rebeldía en la boca. Tal vez por eso
y por la facilidad que tiene de meterse en líos, es su preferido.
Para leer el final, encontrá el cuento en http://www.casquivana.com.ar/
Presentación de "Hablar solos", de Andrés Neuman
Andrés
Neuman presenta su novela nueva,
que estuvo leyendo en Alejandría y promete, promete.
Martes 11 de
septiembre
19:00
Libros del
pasaje
Thames 1762
El autor
dialogará con Fernanda García Lao y Leopoldo Brizuela
5.9.12
"El traje de terciopelo", de Marcelo Guerrieri
El traje de terciopelo
Texto: Marcelo Guerrieri / Imagen: Pablo Tambuscio
Después de
la cena, recordábamos con Claudio una anécdota de la escuela primaria, cuando
Sabrina —su nueva novia— propuso un juego. Dijo que tratáramos de describir el
primer recuerdo del que teníamos registro.
Nunca
había pensado en eso. Tampoco Claudio. Me extrañó que Laura, mi mujer —tan
fanática de las regresiones y las vidas pasadas—, jamás se hubiera hecho esa
pregunta.
La novia
de mi amigo estaba en ventaja. Soltó su primer recuerdo mientras los demás
recién empezábamos a escarbar en la memoria.
Primero
habló de olores —a lavanda, a cáscara de naranja, a tierra mojada como cuando
acaba de llover—, y siguió diciendo: en casa de mis viejos, en el patio, hay
una sábana bordó tendida de la soga; mi abuelo me alza del piso; juntos
atravesamos la sábana; si cierro los ojos, puedo sentir hasta la tela que me
toca la cara, una caricia como dedos de bebé, pero también una sensación de
terror total, como si del otro lado de la sábana nos esperara algo terrible: un
monstruo, un dolor tremendo, un accidente; ahí termina el recuerdo; de golpe;
no debo tener más de tres años porque mi abuelo murió el día de mi cuarto
cumpleaños.
Hubo un
silencio largo, interrumpido por Laura, que ahora decía que a ella le costaba
pensar en su primer recuerdo. Aunque había una imagen que a veces le venía
cuando pensaba en la casa de su infancia: es un suelo de baldosas grises con
manchas negras, siento el frío en el pecho, como si me estuviera arrastrando
por el piso; hay un auto de juguete de plástico rojo; muevo la mano para
agarrarlo pero no llego porque algo me levanta en el aire, no sé quién es,
capaz mi mamá, no sé, la sensación es que voy subiendo y tengo unas ganas
tremendas de agarrar ese auto rojo que se ve cada vez más lejos en el piso;
debe ser mi primer recuerdo porque mi mamá dice que ese auto se perdió en la
mudanza, a mis tres años; no tengo más recuerdos de esa casa.
Yo estoy
corriendo, feliz y a los gritos, dice Claudio, y de pronto es como si de la
nada me pegaran golpes en los labios, después un montón de sangre en la boca,
mi vieja que me alza en brazos y un pasillo muy oscuro, un caballito de madera
en un costado, después el agua en la boca y los hilitos de sangre en la pileta
de loza blanca de un baño mugriento; era en un local de entretenimientos en la
costa, cuando tenía cuatro años; dice mi vieja que me reventé el labio contra
los mangos de un metegol.
Para leer el final, encontrá el cuento en http://www.casquivana.com.ar/
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