De chica tuve una fijación por
lavarme los dientes. Y pasé por épocas fuertes. No importaba adonde fuera,
tampoco si me quedaba en casa. Daba lo mismo si estaba por irme a dormir, si
recién había terminado de comer o si tenía que ir a la panadería por pedido de
mi madre. A pesar de los reclamos, siempre lograba escabullirme, meterme en el
baño y embestir mi boca con el cepillo. Arrastré este temita por muchos años.
Recién ahora, al borde de los 35, lo estoy manejando. Creo… (Sol Oliver)
Publicado en Casquivana 6: www.casquivana.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario