23.8.12

"Lo malo del sexo es que", de Federico Simonetti


Lo malo del sexo es que
Federico Simonetti

Jorge Rafael Videla es quizás uno de los más despiadados asesinos dentro del grupo de asesinos despiadados que gobernó América del Sur en el siglo XX. Sobre sus espaldas pesa la organización de un aparato represivo que se cobró unas treinta mil víctimas.
Si uno analiza la historia de Videla con detenimiento, ve que desde muy chico fue alentado a abrazar valores cristianos, militares y autoritarios, en su San Luis natal y después en el Colegio Militar de la Nación. Lo curioso es que ese monstruo preparado desde muy pequeño quizás haya sido el resultado de una calurosa siesta de 1924 en Villa Mercedes, cuando Rafael Videla le dijo a su esposa María Olga Redondo: “Che, vieja, ¿nos echamos uno antes de dormir la siesta?”. Y eso es lo malo del sexo: detrás de un inofensivo y saludable entretenimiento pasatista puede salir la bestia que destruya la humanidad o el genio que la arregle.
Vincular el sexo a la reproducción de la especie fue una de las peores ideas que pudo haber tenido Dios o quien sea que haya creado el mundo. Es cínico dotar al ser humano de un poderoso e incontrolable deseo de tener sexo y acompañarlo con embarazos. Bien podría haber sido una actividad como comer milanesas con huevos fritos: simple, sencilla, disfrutable, inocua. Pero no, uno quiere tener sexo todo el tiempo y es recompensado con hijos. Según algunos científicos el hombre existe en el planeta desde hace 195.000 años. Supongamos que recién en los últimos cien se descubrieron métodos anticonceptivos verdaderamente eficientes.
Me gustaría imaginar un mundo sin riesgos ni consecuencias para el sexo. Un mundo en el que el sexo sea un entretenimiento sano y familiar, y que a la hora de tener hijos uno simplemente tenga que donar sangre, llenar unos formularios y esperar a recibir la encomienda de Mercado Libre (E-bay si se lo quiere rubios).

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