Mostrando entradas con la etiqueta Zito. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Zito. Mostrar todas las entradas

11.10.13

Natalia Zito no sale de su casa sin



No salgo de casa sin
Natalia Zito

No salgo de casa sin mis audífonos, no puedo salir sin ellos, mi ex mujer se ocupó de que eso se me grabara a fuego. No es que yo los necesite tanto, es que el mundo no tiene mucha paciencia con los que no escuchan. A veces los apago. Es decir, los llevo puestos, nada más. Los que me quieren, los ven y se quedan tranquilos y yo también: ellos ven que los tengo, yo transmito la seguridad de tenerlos, suponen que escucho y en todo caso si no contesto, es que no tengo nada para decir, que asiento o estoy molesto. De todos modos las conversaciones se basan más entre lo que la gente cree que piensa el otro, que sobre lo que dice. Hay gente a la que es fácil adivinarle las palabras que no dicen; mi ex, por ejemplo, tiene dos o tres caras sencillamente traducibles, una de ellas sobre todo.
Lo cierto es que ayer salí sin los audífonos. Me los olvidé. Para un tipo como yo es casi como olvidarme de ir al baño o acomodar los billetes de menor a mayor. Será que llegó ese momento de la vida donde todo puede ser puesto en duda. Entonces salí, lo más campante, sin darme cuenta de que no los llevaba. El día, que pintaba para infierno, se comportaba calmo y silencioso. Iba manejando por la autopista, sereno, hacia la primera audiencia de divorcio. No suelo escuchar música en el auto porque en ocasiones siento que los decibeles suben demasiado y lo que empieza por ser placentero se torna insoportable (casi como el matrimonio). De pronto, un auto se puso a la par, bajó la ventanilla y su conductor articuló una puteada muda. Todo el mundo sabe que la gente cuando maneja exagera la articulación de las puteadas. Incluso, estoy convencido de que si uno estuviera dentro del otro auto, tampoco escucharía. La potencia, en ese caso, está en el movimiento de los labios. Entonces pensé: no tengo los audífonos, estoy yendo a la primera audiencia de divorcio, la clave está en la potencia de los labios.




26.7.13

Obsesiones en el lanzamiento de Casquivana 6



El miércoles presentamos Casquivana 6. Un éxito. Además de las lecturas que hubo esa noche repartimos entre los presentes unos papelitos en los que, con muy, muy poco espacio, invitábamos a que cada uno nos contara sus obsesiones. Leímos en voz alta algunas, esa misma noche, y nos guardamos los demás para disfrutarlas en casa y subirlas al blog.
Qué sorpresa, chicos, qué sorpresa. Varios de ustedes están mucho peor de lo que creíamos. Y por eso los queremos, porque además nos identificamos muchísimo, obsesivos queridos.
Acá van algunas de las obsesiones que escribieron (y de las que entendimos la letra) en Café Vinilo:

"Mi obsesión más fuerte es la elección del vagón de subte en función de dónde está la escalera en cada estación para combinar o salir." (Luz)

"Diariamente, necesito entrar a la página del Servicio Metereológico Nacional. A veces, varias veces al día. Aún los días en que no tengo que salir." (María)

"Jugar al Scrabble." (Vivi)

"Los dientes limpios. Los cepillo de a uno, de arriba a abajo. Hilo dental, enjuague bucal, cepillitos interdentales, gel para las encías y odontólogo cada dos meses." (Mariana Komiseroff)

"La mayoría de mis obsesiones tienen que ver con la limpieza: no puede haber polvo en las teclas para encender la luz, tengo que tener el pelo recién lavado casi siempre, la esponja Mortimer tiene que ser siempre nueva, igual que el trapo amarillo para la cocina. No puedo dormir si hay platos en la cocina y tampoco puedo dormir si no me puse crema de cacao en los labios." (Natalia Zito)

"Me obsesionan las faltas de ortografía. Me angustian, me pinchan los ojos." (Eugenia)

"Mi obsesión son los libros. Una obsesión que linda con el fetichismo. Cuando me prestan un libro que me gusta necesito comprarlo y tenerlo. Pero no cualquiera: tiene que ser exactamente la misma edición. Si no, no sirve. Estuve 5 años buscando la mismo edición de 1984 de Orwell que leí a los 15." (Hernán Domínguez Nimo)

"El orden y las manchas." (Mariano)

2Me obsesiona el vecino gordo que vive con su madre gorda y su gato que, invariablemente, se cae del balcón. Pudrite, gordo. Ya." (Agustina Bazterrica)

"Toda canilla debe estar bien cerrada. No salgo de casa sin manteca de cacao. No tolero llegar tarde." (Gilda Manso)

"Iniciar una tarea y lograr lo máximo posible" (Gustavo)







9.4.13

Victoria Béguet Day reseña la Antología de Cuento Digital Itaú 2012, organizada por el Grupo Alejandría




Noctámbulos
Victoria Béguet Day

No tolero las luces fuertes. Tengo, hace años ya, algo que se llama fotofobia. A veces toda luz, sea natural o artificial, resulta abrasiva, hostil. Y hay una especie de foco de luzque pende sobre los trece relatos que integran la Antología Itaúde Cuento Digital 2012, organizada junto con el Grupo Alejandría. Es inevitable que exista ese foco. Pero apaguémoslo un momento. Estos relatos, algunos sorprendentes, seductores,se gestaron a oscuras. Leámoslos como fueron imaginados, refugiémonos en la sombra incómoda que arrojan. Después de todo, su oscuridad es también la nuestra. Sin luz, el oído se aguza. ¨Para escucharte mejor¨. Nos reconocemos en estos relatos: famélicos, abandonados, insomnes, sin saber con certeza si somos presa o cazador. La vulnerabilidad, en todo caso, es la misma.
Los viajes generan intimidades improbables y, para el que sabe escuchar, pueden resultar reveladores. Quizás confesarse con extraños sea parte del protocolo de los viajes. En La Hija, de Cecilia Ferreiroa, una desconocida relata a su igualmente desconocida compañera de viaje la relación conflictiva que mantiene con su hija adolescente: una ¨chica buena con un carácter terrible¨, que dice detestarla. Pero lo trivial, lo familiar, encubre, sin excepción, verdades insospechadas.Como si se tratara de una epifanía, la mujercomenta, confiesa que,a veces, ella también odia a su hija. Las viajeras se despiden cordialmente. Sus trayectos no volverán a intersectarse.
Algo aquieta al protagonista del relato de Fernando Linetzky (ganador del primer premio). En Un Mar Quieto, un hombre ha sido desechado en su rol de padre y marido. Debe, se dice reiteradamente, sacar tres bolsas de basura. Fracasa. Lo hediondo, lo descartado, lo podrido, hace su aparición con violencia. Un accidente tan anhelado como fortuito (la rajadura de las bolsas) se  convierte en la instancia perfecta para una purga febril, irreprimible, liberadora. 
Quizás sea eso la locura. Estar rodeado de pájaros que cantan a destiempo,  sus ¨ademanes nerviosos¨ multiplicados hasta el absurdo. ¿Tememos enloquecer cuando nuestro cuerpo se insubordina y quedamos, súbitamente, ¨a la deriva¨? En Un nido recién pintado, de Luciana Czudnowski , un hombre, que espera un diagnóstico, decide hacer tiempo en una pajarería. Si la muerte o la posibilidad de morirnos es el momento en que enfrentamos  la soledad más absoluta, más despojada, si se quiere, este relato describe ese miedo con sutileza, sin dramatismo innecesario.
El lugar del ¨otro¨ es un lugar de extrema vulnerabilidad, que debe evitarse a toda costa, como si se tratara de una zona radioactiva.En El Casco de Luis Mey  el protagonista se sabe ¨oveja negra¨,  se sabe trasgresor, sin haber hecho nada, salvo ocupar involuntariamente ese lugar. El protagonista, un chico de diez años, toma una decisión singular. No huye de su condición de bicho raro. La adopta, la exacerba y, en una sucesión de gestos desafiantes, absurdos o cómicos, la oveja negra se impone, se planta solitaria, frente al rebaño y logra, fabulosamente, intimidar y desarmarlo. El relato vuelve permeable o frágil  la frontera entre el otro y uno mismo. Hay una frase en los Diarios de Cheever, un deseo acaso susurrado con inconfundible candidez: ¨Me gustaría evitar la falsa compasión.¨  Despertar ¨falsa compasión¨ podría dar lugar a una ¨falsa nobleza¨. El Casco resulta inmune a ambas. Por suerte para el lector, lo desarma.Y lo hace con inteligencia.
¿Será encantador el infierno? ¿Hay sacrificios ineludibles, necesarios?  El Pozo, de Fernando Martín Chulak, tiene el clima enrarecido de un ritual.  Observamos con deleite cómo una presa se acorrala a sí misma y se confirma, como si se tratara de una premonición, el comentario inicial de uno de los protagonistas: si se le ata un cordón rojo en la pata a una paloma, el resto de la bandada la mata a picotazos. Hay un descenso hacia un lugar tremendo pero extrañamente familiar. (Una intención que también está presente en Los Galgos, de Agustín Maya). El relato me recordó dos cosas:a¨De ratones y hombres¨ y (por algún motivo) la escena de Casino de Scorsese en la que el personaje de JoePesci es asesinado. (Me gusta cuando eso sucede).
En Arde, un adolescente, deambula por la casa familiar que se encuentra vacía. Su itinerario no tiene nada de llamativo, salvo, quizás, observar su cuerpo desnudo, repetidamente, ver porno, repetidamente, hacer dibujos ¨obscenos¨, repetidamente. Afuera, un cacerolazo que ya no se escucha y un ¨humo insoportable¨ que persiste. A pesar de su ¨tilinguería¨, el personaje no logra ignorarlos: ¨Se encontró dibujando a J, con las piernas abiertas y un dedo en la boca. La dibujó en un campo, la tapó de humo¨. (Por otro lado, que a su autor, Berenjenal, le guste Carver, no sorprende).El humo es siempre una imagen que inquieta, que alarma.Lo que no vemos o no nos detenemos a ver puede tener estas cualidades.Nombre de Almacenera de Natalia Zito es el relato de una mercancía: una mujer que se prostituye. Aquello que la sociedad no está dispuesta a desechar. El relato (que recibió una mención especial) retrata la vida cotidiana de esta joven. La intención de denuncia que lo atraviesa es, sin ninguna duda, valiosa.
En Sucio de Tomate el protagonista de María Ferreyra visitasu pueblo natal. Quién suponemos es ¨el amor de su vida¨ se va a casar con uno de sus amigos: ¨Una felicidad ajena que corre como una gorda escandalosa hacia vos, de frente derecho a vos, y te besa en tu boca de muñeco de torta.¨ Escribir acerca del desamor es correr el riesgo de caer en lo cursi y una mancha de tomate en forma de corazón sobre la camisa de aquel dueño de ¨un corazón partío¨ podría ser el colmo de lo cursi. Pero el relato funciona. Quizás porque el tono es idóneo para el relato, o, quizás, porque se burla de las ¨penas de amor¨ sin hacerlo realmente. Tiene en cuenta, en todo momento, que, detrás de su fachada cursi,el desamor tiene tanto de cómico como de auténticamente doloroso. Cuentos de Terror Playerode Ramiro Gallardo también recurre al humor, aunque de otra manera, para recordar que convivimos con lo absurdo. (Nunca inocuo, ni inofensivo, el humor es una estrategia interesante.)
Hay nostalgias inadmisibles y vínculos que, inexplicablemente, se enfrían o entran en hibernación. Y no sabemos con certeza si merecen ser reavivados. Hay un clima de futilidad, de patetismo enLa Perla del Alba de Claudio Robin. Un hijo vuelve de forma azarosa y con reticencia a la casa paterna, de la cual querría huir. Una casa marcada por una ausencia: la madre fallecida. El padre, un personaje hosco ycómodo en su dejadez, parece querer expulsar a su hijo de la casa (descolgó en algún momento los afiches de la habitación de su hijo).  El hijo, cuyo nombre nunca sabemos, resiente profundamente  enfrentarse a una decadencia tal vez irreversible. Resiente también, intuimos, sentirse expulsado por aquella casa. Un detalle en este relato sutil, sobrio: el padre se dedica con devoción y con inusitada ternura a la jardinería: ¨Papá le habla (a Laura) del cuidado de las acacias(…) Le explica también  que el invierno es una época de mucha actividad en el jardín(…) ideal para plantar flores de ciclo de invierno¨.  Otros lazos se interrumpen de forma abrupta, dejando reflexiones de tipo ético y un ¨hambre¨ inexplicable que se intenta mitigar buscando respuestas que nunca se van a obtener. En África de Marcelo Filzmoser , un padre (que abandona a su familia, sin previo aviso y sin despedirse) y su hijo de doce años mantienen una charla sentados sobre un tronco ¨cortado hace poco porque atraía moscas y ratas¨ y que no resulta del todo cómodo debido a su aspereza. Hablan acerca de qué significa ser una ¨buena persona¨  y, entre otras cosas, el padre comenta: ¨Si te da el cuero tenés que ser el mejor tipo del mundo. Pero eso es algo que no se le puede pedir a nadie.¨
En un lugar donde: ¨El viento es un salmo que levanta polvo despacito y va esculpiendo las manos y uñas rojas mordidas que rezan¨, Lucio es el porteño, el extranjero. La protagonistade Una Laucha, de Santiago Craig, que al inicio lo hace pagar ¨derecho de piso¨,  termina por aceptarlo. La empatía resulta, al final de cuentas, igual de misteriosa que la crueldad. Seamos muy bienvenidos a la jungla.

6.3.13

"Nombre de almacenera", de Natalia Zito



"Nombre de almacenera", de Natalia Zito
Dolores Fernández

“Nombre de almacenera” transita por el confuso límite entre las decisiones propias y las consecuencias del entorno. Una pregunta vuelve siempre a Sandra, prostituta desde los dieciséis, y queda entre líneas para quien quiera apropiársela: qué habría pasado si. Volver mil veces a ese segundo que definió su vida para un lado -cada vez más hostil- y no para otros posibles.
Acompañamos a Sandra con ese planteo durante cuatro cuadras cuesta arriba, sintiendo el dolor de sus pies cansados, de los tacos aguja incrustándose en sus talones. Una distancia suficiente para que caiga en la cuenta de que se acabó su idea del futuro, “una promesa donde la vida es la mejor opción”.  Porque ya no cree en promesas de cambio para mañana. Ni siquiera en las que ella misma intenta hacer. Y entonces, qué.

Descargá gratis la "Antología Cuento Digital Itaú 2012", organizada por el Grupo Alejandría, desde http://www.fundacionitau.com.ar/wp-content/uploads/downloads/2012/12/antologia_itau_escritores1.pdf