Anagrama, Buenos
Aires, 2013
Caparrós escribe sobre Caparrós, sobre lo que comió Caparrós
a lo largo de su vida. No es una reseña, ni una lista, sino un ahondar en lo
más profundo de las entrañas de aquel que come, de lo que significa comer.
Frente al miedo que surge ante una posible operación (y al vaciamiento literal
requerido para eso), el autor construye un compendio existencialista del acto
de comer, de sus sentidos, de sus interpretaciones, a través de anécdotas,
chistes, reflexiones, comparaciones. Definitivamente es una novela no apta para
impresionables, para lectores que huyen de lo escatológico. Del mismo modo, no
sería recomendable que prescindan de ella aquellos quienes entienden a la
literatura como potencia, como posibilidad de hacer de los pequeños actos, de
las ideas mínimas, mundos habitables por palabras. Mundos terribles, eso sí.
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