El viento que arrasa, de Selva Almada
Mardulce, Buenos
Aires, 2012
Un aire de provincia recorre esta novela de Selva Almada
(Entre Ríos, 1973), que por momentos recuerda el interior profundo de Saer, y
por momentos el Chaco de Mempo Giardinelli. Es precisamente ahí donde
transcurre la historia, que tiene a un pastor evangelista y a su hija como
protagonistas, cuando el auto en el que viajan se descompone y, en el medio de
una ruta desierta, terminan hospedándose en la casa de un mecánico y su
ayudante. Religión, obsesiones, delirios evangelizadores, fantasías de otras
vidas posibles, añoranzas, excitaciones juveniles, siestas, peleas a golpe
limpio, un viento insoportablemente caluroso y algo de lluvia son elementos que
aparecen, con una cadencia cansina, tan reconocible en el norte argentino, y
que, en cierta manera, terminan siendo los verdaderos actores, que condicionan
todo lo demás.
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