La mudanza
Texto:
Pablo Albarello / Imagen: Fernando Sawa
Señores gobernadores, señores intendentes, miembros del poder judicial, señores senadores y diputados, conciudadanos: como ustedes saben acaba de concluir la reunión de gabinete y quiero comunicarles la decisión de este gobierno: nos mudamos.
Tras meses de trabajo, complicados planeamientos y
proyecciones, creo estar en condiciones de adelantar que en las próximas
semanas estaremos desocupando el actual territorio de la república para
instalarnos en uno nuevo.
Dicho así sé que puede sonar fuerte, pero como
primera autoridad de la Nación me veo en el deber de asumir la responsabilidad
y disponer los instrumentos para concretar este traslado.
¿Por qué nos mudamos?
Sin entrar en un racconto que
a todos resultaría doloroso, en el largo período de desgobierno vivido por
nuestra querida nación, sus administraciones centrales fueron solventando
pésimos negocios y peores inversiones, primero con las reservas, luego con los
ahorros de la gente y finalmente con la tierra de la Patria.
Así como lo escuchan: a cambio de usurarios préstamos
en metálico, nuestro territorio fue pasando metro a metro, cuadra a cuadra,
manzana a manzana a manos de los principales holdings bancarios del Primer
Mundo y hoy nos encontramos en una virtual situación de desalojo.
Soy consciente de que las mudanzas son de las
circunstancias que más estrés producen en el ser humano, es por eso que, con
tiempo, les aconsejo ir acomodando todo en cajas, que son de fácil transporte
(los libros deben repartirse para distribuir el peso, las cajas con sus
respectivos rótulos para evitar extravíos; por su parte, las bolsas son
buenísimas para objetos como ropa, artículos de cama, juguetes, peluches) En fin, la Secretaría de
Comunicaciones a partir de mañana les va a estar haciendo llegar un manual
editado por la imprenta gubernamental, que se titula “Cinco consejos para
empacar correctamente en una mudanza de Estado”.
La segunda pregunta que deben estar haciéndose es:
está bien, nos vamos ¿pero adónde? En principio quiero manifestar que los
esfuerzos de este gobierno desde el comienzo han estado orientados a encontrar
un territorio lo más parecido posible a nuestra querida Patria. Por supuesto,
no se puede pedir que donde antes había una lagunita, una hondonada, una
plazoleta cara a nuestra historia personal, la encontremos exactamente
replicada en el nuevo destino.
De acuerdo a detallados informes en poder del
gobierno, la propiedad (ubicada entre los 2 y los 8 grados latitud norte y los
63 y 67 longitud oeste) es una unidad en excelente estado; deshabitada desde
épocas de la Colonia, en el siglo XIX fue ocupada por una nación ya
desparecida, la República Clareteana de Garcilia, a comienzos del XX fue
adquirida por la colectividad afgana, que en busca de climas húmedos planeaba
trasladar el gobierno central de ese país a la región, proyecto que
fracasó. A partir de allí, y hasta hace
unos veinte años fue utilizada sucesivamente como coto de caza, reserva indígena,
zoológico natural y depósito de muebles. Hoy, ya hace 3 años que se encuentra
desocupada, con el deterioro lógico de la falta de mantenimiento, así que
instruí al Ministerio de Planificación e Infraestructura para que corte el
pasto, recicle los monumentos públicos, repinte los edificios de las ciudades
principales y reinstale los servicios de luz eléctrica y cable.
Conciudadanos, la vida nos pone una vez más a prueba,
un cambio de estas características sé muy bien que conlleva la separación de
familias, la pérdida de amistades y hasta de vecinos apreciados. Quiero
tranquilizarlos informándoles que la Dirección Nacional de Catastro desde hace
una semana se está ocupando de tomar fotos satelitales, para que en el nuevo
espacio podamos conservar cada uno la misma ubicación. Esto es, ciudadano, ciudadana,
usted podrá seguir teniendo al querido vecino de enfrente, la despensa de la
esquina, la casa de su tía a tres cuadras. De forma tal que se cambiara de
territorio pero no de vecindario.
Yendo a las medidas concretas de gobierno, he dado
instrucciones para que comiencen a ser trasladados los libros de nuestra
Biblioteca Nacional por correo privado; a partir del fin de semana vamos a comenzar con el acarreo de los
papeles del Estado en el avión presidencial, luego se trasladará al gabinete, a
los familiares directos de los Ministros, a sus mascotas y plantas; y a partir
de allí el avión dejará de funcionar ya que no nos quedan vales para
combustible.
Además de la migración de la población, un tema de
importancia estratégica es el traslado de la producción nacional. El Ministro
Plenipotenciario de Minería e Industria ya está ocupándose de la salida de la
industria siderúrgica, que se hará por ferrocarril. A las minas de oro, plata y
cinc lamentablemente las vamos a tener que dejar. La industria nuclear y la
totalidad de la producción agrícola-ganadera también deberá movilizarse por
tierra, a excepción de la producción avícola que lo hará por aire.
A nivel educativo, como estamos a mitad del año
lectivo, vamos a coordinar con el Ministerio de Educación y Buenos Pensamientos
para que nuestros niños pierdan la menor cantidad de días de clases posible y
–por supuesto- ya he dado instrucciones para que se cambien los manuales de
geografía.
Algo que representa un problema de logística delicado
es el sistema sanitario y el traslado de nuestros enfermos. He ordenado a la
cartera de Salud que en todos los sanatorios, clínicas y hospitales, tanto de
la esfera pública como privada, se inicien tratamientos relámpago para curar la
mayor cantidad de pacientes posible. Los que se vean impedidos de movilizarse
por sus propios medios, como amputados, enfermos graves y ancianos,
lamentablemente morirán en la Patria y serán recordados con cariño. Comprendan
que es un momento histórico y debemos
ser fuertes.
En otro orden, algo todavía irresuelto es el tema de
las cárceles y los cementerios. Los nuevos propietarios ya han arrendado el
actual territorio nacional a la OTAN para la instalación de un basurero de
desechos de guerra y una cadena de burdeles. Desde la Subsecretaría del
Interior estamos negociando para que se nos permita mantener tanto las cárceles
como los cementerios en el mismo sitio, y a través del compromiso de servicios
sexuales y de limpieza y del pago de una pequeña renta, podamos visitar a nuestros deudos y familiares
detenidos.
Con emoción, he recibido mensajes de apoyo de todos y
de cada uno de los países hermanos de la región. El Estado Federativo del
Brasil y la República Plurinacional de Bolivia se han ofrecido para
organizarnos una fiesta de bienvenida. Les transmití que no creía que fuese
momento para festejos, aún quedan asuntos importantes por resolver, una vez que
estemos instalados quizás llegará el
tiempo del vino espumante, de las guirnaldas y de un estreno como Dios manda.
Quiero aprovechar estas palabra para transmitir
algunos agradecimientos: a la
Corporación del Personal Tranviario, a
la Asociación Municipal de Aeronautas y Volovelistas, a Correos Nacionales, al Encuentro Federativo
de Camioneros y , muy especialmente, a
la Comisión Directiva de la Asociación Nacional de Natación, que en un
verdadero acto de entrega se ofreció a
trasladarse nadando.
Para finalizar, desmiento categóricamente algo que
viene repitiéndose en varios medios de comunicación: nuestra amada patria no
cambiará de nombre. Y permítanme aquí un mensaje de carácter personal: “Mamá,
no vamos a llamarnos Paraquestán, República Trashumante de Jodonia, ni ningún
otro disparate por el estilo. La Patria orgullosamente va a seguir conservando
el nombre que le fuera legado por los héroes de la independencia”.
Queridos conciudadanos, en la vida para ganar siempre
hay que sacrificar algo, en esta encrucijada les ruego optimismo y valor.
Esperen los llamados de las empresas mudadoras que van a contactarlos a la
brevedad, les aconsejo que antes de partir saquen muchas fotos, y no lleven
ropa de abrigo, ya que nuestro nuevo destino es bastante más cálido. Gracias,
los saludo fraternamente y ¡viva la Patria!
Publicado en Casquivana 5: www.casquivana.com.ar
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