Pero lo que me pasó a mí
Natalia Moret
"Hoy, cuando una amiga me contó que va a casarse, le
dije: ´Qué bueno. Te felicito!´, y después sonreí. ¿Qué iba a decir? Creo que
casarse es uno de los sueños femeninos más boludos de todos. Caminar del brazo
de tu padre disfrazada de muñeca de torta. Bailar vals, como si fuera algo
lógico. Exponerte a la inquietante imagen de ver a toda tu familia sudada,
borracha, sacudiendo matracas. Clavarte un anillo gordo en el anular para
avisarle al mundo que se olvide de conquistarte. Pasarte un año planificando un
vestido, un peinado, los centros de mesa, el color de las uñas... Pero de
sueños boludos está hecho un pedazo importante de la vida, ¿no? Puedo
entenderla, a mi amiga. Divorciarse ya fue, ya es mainstream. Lo que hay que hacer ahora, para ser moderno, es creer
en el matrimonio. ´Casarse es algo que pasa una vez´, dijo mi amiga, y yo pensé
mirá vos, porque viendo lo que me rodea tiendo a pensar que casarse es algo
que, más bien, o no pasa nunca o pasa al menos dos tres veces. Pero la
entiendo, a mi amiga. Está enamorada, y enamorarse es algo que pasa una sola
vez, ¿no? Cada vez que estás enamorada te das cuenta de que éste, y no el
anterior, es el amor posta; hasta que llega el próximo. Pero estas cosas no se
le dicen a una amiga ilusionada con el amor para siempre. Al menos no por
ahora, que estamos recién entrando en la ola de los anillos, todavía lejos de
la ola de las cuotas alimentarias". Terminé de escribir ese
párrafo, titulé el mail como "privadas", y presioné el botón
"Enviar", para guardarme las notas en mi diario personal, el que
tengo adentro de mi correo electrónico. Mientras Gmail se llevaba para siempre
un cachito de mi intimidad, descubrí quién era yo. ¿Saben quién era? La genia
que en "para" había escrito, por error, la dirección de email de su
amiga, la que se casaba.
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