Cuando me preguntaban, yo siempre respondía lo mismo: soñaba
con ser el 4 de Independiente. Hasta los primeros años del secundario mantuve
el sueño intacto, a pesar de que las evidencias contradecían mi esperanza.
Quería jugar el mundial ‘86, en el equipo del Diego, pero ya en el ‘82, a los
14 años, guardé los botines en su caja original y ahí quedaron, por mucho
tiempo. Me quedé sin fútbol y empecé a escribir. A imaginar los fracasos de
otros, para no ser el único fracasado del universo. Eso me alivió un poco,
incuso me dio algunas satisfacciones. Pero no alcanza. (Ariel Bermani)
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